Fue en el marco de estas jornadas donde se debatió sobre sobre la capacidad del arte contemporáneo para promover el debate sobre la construcción de espacios públicos de memoria.
Los videos de varias de las intervenciones pueden encontrarse en este enlace. Las reflexiones surgidas serían posteriormente debatidas en el marco del proceso participativo ciudadano
Articuladas según un formato de taller por la mañana y mesa redonda por la tarde, las jornadas contaron con la participación de especialistas a nivel internacional en proyectos de arte, espacio público y memoria, como Francesc Torres; Stephanie Endlich; Kristina Norman; Valentina Rozas, Fernando Sánchez Castillo, Horst Hoheisel, Eulàlia Grau y Pedro Brandâo.
Hubo también una mesa redonda formada por familiares de antiguas presas: Anna Maria Batalla, Joan Mercadé y Flora Duran.
Una de las presentaciones con más impacto durante las Jornadas es la representación teatral "Les Veus de les Corts", de Memoria Silenciada. que puede verse en este enlace. En la obra, las mujeres son la cadena de transmisión de la realidad vivida: el sufrimiento, la injusticia, pero también la expresión de su resistencia.
Durante las jornadas se inauguró la exposición de los proyectos desarrollados desde el Máster de Diseño Urbano de la Universitat de Barcelona, el “laboratorio de ideas”, descrito anteriormente, que había comenzado a funcionar en 2012.
La exposición, montada en el mismo espacio asignado en 2013 por el distrito para la instalación del futuro monumento, el chaflán formado por las calles Joan Gûell y Europa, adoptó una forma singular: cinco tótems o monolitos impresos por ambas caras de 3 metros y medio de altura.
Una de las caras estaba formada por una imagen gigantesca de gran poder expresivo, una instantánea del fotógrafo Carlos Pérez de Rozas tomada en la misma prisión en 1944, en la que aparecía una presa -de espaldas- ante las principales autoridades de la cárcel, encabezadas por el director general de la Prisión.
Una imagen que había nacido para ser leída como propaganda, pasaba de pronto a adquirir un significado bien diferente: la resistencia femenina ante la expresión de un poder opresivo, controlador a la vez que complejo, en tanto que formado por las autoridades carcelarias y militares, pero también por la religiosa de la madre superiora de la Hija de la Caridad.
