Cierre de la prisión

Con fecha 1 de enero de 1955, las estadísticas penitenciarias recogieron un total de 252 reclusas.

Las fotografías contiguas, del estudio de Josep Postius, ilustran la última festividad de la Mercè -patrona de las prisiones- celebrada en la cárcel antes de su cierre, con el reparto de ropas a cargo del director Hipólito Castelló.

El 31 de octubre del mismo año, 263 presas y 19 niños y niñas fueron trasladados a la Presó Model de varones, según la documentación de la cárcel.

Un nuevo departamento femenino se habilitó a partir del antiguo de presos políticos, la sala de sexagenarios, una enfermería y un lavadero. La medida, calificada en su momento de “transitoria”, se prolongó hasta la inauguración de la cárcel femenina de la Trinitat en 1963.

En el traslado iba la militante comunista Teresa Hernández, viuda del dirigente del PSUC Roldán Cortada, que llevaba ya quince años de manera ininterrumpida en Les Corts, y que salió al año siguiente desterrada a una pequeña población de Ávila, Pajarejos.

Si no la única, Teresa fue una de las pocas presas que vivió casi íntegramente la fase de la cárcel franquista de Les Corts.

El recuerdo de la primera “prisión provincial de mujeres de Barcelona” quedó así desperdigado en la memoria de miles de mujeres de aquella primera generación de presas políticas del franquismo, buena parte de las cuales continuaron militando en la lucha clandestina en el interior o en el exilio, como Tomasa Cuevas, Soledad Real, María Salvo, Adelaida Abarca, Victoria Pujolar y tantas otras.

Otra generación de mujeres se había incorporado mientras tanto a la lucha: las que habitaron la Modelo durante la segunda mitad de los cincuenta y posteriormente la nueva cárcel de la Trinitat. Pero esa ya es otra historia.